Hola
familias,
Primero, un recordatorio de la entrada de la semana pasada
En la entrada de esta semana os mostraremos el desarrollo de las dos actividades plásticas de la semana. En primer lugar, una actividad relacionada con la lluvia y con un poema de Carles Cano de la obra Poemes sense diminutius. Una de sus poesías preferidas, además con un componente gráfico que ilustra descomponiendo una onomatopeya la caída de las gotas de agua. Es una de sus poesías favoritas.
Recoger hojas de diferentes formas
Para las próximas actividades y para la decoración del aula con la temática de la estación me gustaría pediros que cuando paseéis con vuestro/a peque por algún parque recojáis hojas que han caído de los árboles e intentar que sean de diferente tipo, tamaño y forma. También podéis señalarles los cambios de la estación e la naturaleza: anochece antes, hace frío, la ropa cambia, nos ponemos chaqueta por la mañana,… En definitiva, que reconozcan su medio natural.
En la entrada de esta semana os mostraremos el desarrollo de las dos actividades plásticas de la semana. En primer lugar, una actividad relacionada con la lluvia y con un poema de Carles Cano de la obra Poemes sense diminutius. Una de sus poesías preferidas, además con un componente gráfico que ilustra descomponiendo una onomatopeya la caída de las gotas de agua. Es una de sus poesías favoritas.
Primero,
colocaron los trocitos de algodón y después colorearon con sus dedos. Se
recitaba el poema y dejábamos caer una gota de colorante azul. Una vez seco,
añadimos sus fotografías.
Para completar la actividad el maravilloso álbum de Stephanie Joire Gotita. Es un material que nos servirá durante todo el curso y que cuando comprobaron que era desplegable se quedó la clase pasmada y estuvieron un rato recorriendo por sus páginas las aventuras de la gotita (el ciclo del agua).
La
segunda manualidad consistía en la estampación de unas hojas de color y
amarillo con la que cantamos la canción Otoño llegó marrón y amarillo
que os presenté la semana pasada (en el centro cantamos más despacio que en el
enlace de ejemplo que os pasé) y la acompañamos con diferentes posturas y
movimientos para que representen durante la canción. También completaron con
ceras blandas de color marrón un dibujo que es el sobrante del papel film que
emplearon la semana pasada en la actividad plástica.
Finalmente
os comentaré que la semana que viene nos centraremos en la temática del miedo,
que ya identifican por diferentes álbumes ilustrados o canciones. También
trabajaremos con una leyenda de miedo de la literatura valenciana y os
presentaré diferentes álbumes que tenemos en el aula. En el centro no solo entendemos
el trabajo de las emociones desde una perspectiva que excluye a las malas y
resalta las buenas. Es irreal.
Presentadas
como un juego y con un enfoque lúdico para que se diviertan, os dejo un pequeño
resumen de diferentes aspectos importante que os traslado para que tengáis más
información al respecto. Se lo pasarán genial la próxima semana.
EL MIEDO Y LA LITERATURA
La aparición de miedos en el periodo infantil forma
parte de los procesos adaptativos al medio, de construcción de la personalidad
y de la creación de recursos propios para la supervivencia. La infancia es la
época de la vida en la que aparecen más miedos y de forma más intensa, y como
es propio de esta etapa, debido a la forma que tienen los niños/as de expresar
sus emociones.
Durante
los primeros meses hasta el primer año son más habituales los miedos
relacionados con estímulos intensos o desconocidos, como ruidos fuertes y
personas extrañas. Hasta los seis años son comunes los temores relacionados con
tormentas y oscuridad, animales, seres fantásticos como brujas o fantasmas,
catástrofes y separación de los padres. En general, con la edad disminuyen los miedos
físicos (animales, tormentas, daño, etc.), mientras que se acentúan los miedos
sociales (ridículo, rechazo, hablar en público, etc.) (Méndez, Inglés, Hidalgo,
García-Fernández y Quiles, 2003).
A medida que crecen, las habilidades cognitivas encabezadas por el creciente
perfeccionamiento del lenguaje, permiten un entendimiento de su ambiente y en
consecuencia, un descenso y cambio en los temores. El contexto, el entorno
cultural y las experiencias familiares contribuirán del mismo modo a paliar o
incentivar esos miedos.
En el mapa universal de la Literatura, resulta verdaderamente difícil
establecer fronteras entre lo que está y no está en relación con los miedos.
Desde que el ser humano inventara los primeros relatos orales de la historia
hasta la actualidad, la literatura –oral o escrita– siempre ha estado ligada de
forma implícita o explícita a los miedos de la humanidad.
El
acto de escuchar, narrar, leer y escribir historias es un conjuro contra el
miedo: miedo a crecer, morir, sufrir, ser abandonado o devorado; miedo a la
ignorancia, al desconocimiento, al caos o a la locura. No en vano, los cuentos
de la tradición oral de todas las culturas y rincones del mundo nos hablan de
personajes indefensos, perdidos, abandonados o asustados y de los depredadores
y peligros que los acechan.
Desde nuestro centro
se procura invertir esa relación con una selección de obras de literatura
infantil y juvenil adecuada a su edad o adaptaciones de literatura tradicional
que persiguen mostrar al niño/a como un ser capaz de enfrentarse a los miedos y
siempre desde un tono de humor que les permita resolver ese conflicto de una
manera positiva y emocionalmente enriquecedora.
Por
este motivo los miedos infantiles están íntimamente relacionados con el estado
de extrema dependencia en el que nacen; estado que le hace altamente
dependiente de la familia y del entorno. Por ello muchos de los miedos
infantiles van cambiando y modificándose con la edad, a medida que cubren las etapas más importantes de su desarrollo.
Durante
la primera infancia, el sentimiento de identidad aún no está sólidamente
constituido, así como tampoco lo están los límites entre el yo y los demás, ni
la distinción entre realidad objetiva y fantasía.
A través de los cuentos, se identifican con el protagonista, y siente, al empatizar con él/ella, una
tensión y ansiedad crecientes que ceden en el desenlace, aunque éste no sea tan
bonito o triunfal como hubiera deseado.
Luego,
una vez conocido el cuento, gusta de repetirlo una y otra vez, y la emoción
siempre crece y se resuelve, aunque puede que con matices distintos. Así va
trabajando e interiorizando sucesos planteados y resueltos por otros; conoce
situaciones imaginarias y cómo “otro” las ha afrontado, poniendo en juego una
serie de recursos personales que, en la mayoría de los casos, desconocía por no
haber necesitado utilizarlos hasta ese momento… y aprende que si no puede
defenderse puede que la magia, la casualidad o un ser bondadoso le tiendan una
mano, porque el pobrecito, tan lleno de bondad, le ha movido el corazón.
Y
así, le facilita poder creer en la bondad, en alguna parte del mundo
adulto-real es posible encontrar ayuda; es decir, la maldad de fuera tiene una
contrapartida, que como alguien puede ayudar, el o ella puede desarrollar la confianza.
Para
terminar, ¿qué recomendaciones podríamos dar para poder ser un buen sostén
que les ayuden a entender, elaborar, superar sus miedos?
Tanto
la sobreprotección como que se sienta culpable-cobarde son actitudes negativas
que pueden agravar el problema, incluso lograr el efecto contrario,
producirle más miedo. No es valiente
quien no tiene miedo, sino quien, teniéndolo, sigue adelante.
Siempre
habrá diferencias en el grupo, algunos/as más impresionables que otros/as. Sus miedos no “desmerecen” la educación de la familia o del profesorado, no
son producto de un “mal hacer” en sus cuidados, son la expresión de un
sentimiento normal, el temor. Ante todo, hay
que mantener una actitud de serenidad y diálogo, nunca reírse de esta expresión, ni
menospreiarla, ni amenazarles, ni asustarles más para que obedezcan.
Animarles
a que los enfrenten contándoles historias de miedos pasados y vencidos por sí mismo, las familias u otros familiares; leer cuentos cuyos personajes
tengan ingeniosas ideas para resolverlos; ayudarles a reconocerlos como productos
de su mundo interno que no suponen un peligro real para su supervivencia, pero
que hay que lidiar con ellos.
Procurar
que no vean películas y situaciones con contenidos e imágenes dramáticos (como
a veces vemos en algunas noticias, anuncios de películas,…) y si son para
niños, acompañarlos verbalizando la situación.
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